El 5 de junio de 1999, a la edad de 78 años, Ted fue a estar con el Señor en su sueño. Unas pocas semanas antes, él compartió con su familia un sueño vívido que él tenía. Se vio a sí mismo en un río. En el otro lado había un hermoso montículo de hierba que describió como la más hermosa hierba verde que había visto. Los árboles crecían en la hierba. Apoyándose contra un árbol era su mejor amigo, Dick Cochrane, que había muerto muchos años antes. Se quedó allí con los brazos cruzados, sonriéndole como si lo estuviera esperando. Apoyándose contra otro árbol estaba Paul Gifford, uno de los amigos más cercanos de Ted de los días de los campamentos canadienses. A principios de los años 50, Paul había muerto peleando un incendio en el campamento de California. Ted recordó su envío de Canadá a California para identificar los restos de Pablo y luego informar a los padres de Paul. En el sueño Ted vio bien a su amigo y felizmente esperándolo.
Tomaría otro libro para contar los años entre 1959 y 1999. Concluyendo este libro, me gustaría compartir una declaración de Lyle Herbaugh. —Celebrando el hogar del Pastor Edward P. Ware—, extraído de un boletín de la iglesia, Glad Tidings, julio de 1999, una publicación oficial de la Iglesia Metodista Unida de Avon del Monte. Vernon, Washington.
—El 9 de junio celebramos la vida del Pastor Edward Ware. Fue el monumento más inspirador que he asistido. Esto era una celebración del amor; Amor por el Señor, amor por su esposa, amor por su familia. La habitación estaba llena de amor. Esta fue una celebración de servir; Sirviendo al Señor de una manera que la mayoría de nosotros no podemos imaginar. Esto fue una celebración de inspiración; Para este hombre, a través de su amor y su servicio, inspiró a muchas personas a permanecer firmes en su creencia en Dios, ya salir y servir al Señor.
—Publicado en el salón de la iglesia era un mapa del mundo tachonado con pasadores de colores; Rojos para las misiones que el pastor Ware había iniciado o en las que había servido; Banderas blancas para las iglesias que había comenzado. Los alfileres estaban por todas partes, esparcidos por varios continentes. De pie frente al mapa, quedó claro que un hombre puede marcar la diferencia. Me inspiró a amar al Señor con todo mi corazón ya seguir su llamado.